Un proceso judicial, y más aún transfronterizo (relaciones internacionales), casi siempre es la peor opción para resolver un conflicto. Suele ser largo, costoso y agresivo, a la vez que el constante aumento y la complejidad y ralentización de las causas sometidas a la decisión de los tribunales de justicia, así como el tener hoy que abonar tasas para litigar, requieren de mecanismos más ágiles y especializados.
En ese aspecto tenemos muchas cosas que decir y hemos reflejado en los apartados correspondientes nuestra experiencia y conocimiento en los campos de la Negociación, la Mediación y el Arbitraje.